
Cuando desperté, ya era un día varado, aunque se
develó despacio, sin pretensiones, y curiosamente, hasta sin tráfico. Te habías
metido por la noche en mi cabeza como un lúcido pensamiento y golpeaste todos
mis intentos por dormir.
Escribí tu nombre en el aire, consciente, lo
aspiré; estarías en mi respiración, como una puerta que se abre y cierra sin
voluntad, hasta en la calma, encontrar tu ritmo y prioridad. Avanzadas las
horas, me dieron ganas de dejarte atrás, pero estoy aquí, sentada.
Comentarios
te leo...
besos
Besos