
Todo lo observo, pienso, escucho, huelo y
saboreo: siento. Por todas las venas hasta la punta de los dedos de los pies.
Soy adicta a sentir, al dolor inadulterable, a los malos comienzos y a besar
poquito a poquito, de la forma más sutil, humana y sobrenatural. Hasta lograr
la sintonía, el ritmo y la misma latitud. Esa que te enciende cuando te rodea y
difícilmente te abandona.
Comentarios
Soltar amarras aunque la posibilidad del naufragio y la deriva sean siempre posible... sobre todo tratándose del amor (o de su anhelo) ya que éste siempre será un salto al abismo oceánico... con sus espléndidos hallazgos y sensaciones; con sus remansos submarinos y con el latido de la muerte siempre vivo. Una muerte que es necesaria para la transformación y la supervivencia de ese mismo amor... el ciclo de la vida-muerte-vida.
No hay certezas y no se es libre si no se asumen los riesgos, por el contrario, el muro que levantamos para protegernos es un miedo que nos encadena.
Comprendo tu sentir y te invito a la inocencia nuevamente.
Saludos fraternos desde el confín austral!