Protagonista solitaria



A ratos me siento fuerte, para luego llega la tristeza: inquisitiva, irónica e indulgente. Como un resorte de pensamiento que crece de forma espontánea y desbordante hasta pernear en mis ojos: un invierno adelantado sin calefacción. 
Las buenas ideas pierden su contorno y relieve, adelgazan mi sentido del humor y termino por deambular por las calles: anónima, roída, impredecible y explosiva.
Contaminadas mis ideas, me reduzco a un pasaje que se repite y se repite una y otra vez, donde los recuerdos son los héroes de la fiesta, dictan el ritmo de la derrota y me encierran para llorar cuando veo parejas felices.
Duele ser una protagonista solitaria sin amor en su vida.

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