Fue una semana llena de trabajo y contrastes, hay
muchas cosas que no comporto, pues las derrotas no son fotogénicas ni a nadie
le interesa saber tus problemas, pues aunque diga “estoy contigo”, es mentira. Y
fue hasta hace unos “tuits” que me quede pensando: ¿hice bien? Les cuento.
El día fue complicado, variado. El telón de fondo: la situación de la Ciudad-país
(#20deNoviembre #YaMeCanse) y el estrés acumulado de los últimos meses, me
tienen triste. Así que me regale la mañana y me lancé a una experiencia
culinaria a Menjant (#ElToqueNutritivo) donde varias madres digitales nos dimos citas
para conocer las bondades de un producto y cocinar.
La verdad es que jamás se me hubiera ocurrido
pensar que se puede cocinar con CAL-C-TOSE algo diferente que no fuera el vaso
de leche; y contrario a lo que se puedan imaginar, sirve de aderezo y hasta
para sopa. La pase genial. Reí mucho, lo necesitaba. Avanzado el medio día me
dirigí al sur de la ciudad donde se grabaría una entrevista.
Hace uno días, cuando regresaba del Foro sobre el
Buen Trato (donde fui moderadora de una mesa con niños y niñas), recibí un
correo con la solicitud para realizarme una entrevista sobre Hipersexualización infantil para un portal hispano de Londres. La idea me fascino y completamente
motivada dije SÍ.
Como siempre, me puse nerviosa. Comentamos sobre
las preguntas y pensé me las sé todas y sutilmente, mientras acomodaban las
luces, me señalaron que entre su audiencia hay publico Musulmán, por ello, me pidieron
cubrir mi cuello. Antes de pensarlo, alguien me tenía una mascada, que combinaba
con mi suéter y la verdad, fue tan sutil que no le di importancia.
Me colocaron el micrófono y grabamos la
entrevista. Creo lo hice bien y quede contenta. Fue hasta hoy por la mañana
cuando les presumí la foto en redes sociales que me preguntaron por twitter,
¿por qué te pusiste la mascada? ¡Eso es violencia! ¡Censura! ¿La cadena es
libre? Y la verdad, me sentí estupida: TIENE TODA LA RAZÓN.
Suelo parecer inteligente, pero la verdad me dejo
guiar por mi intuición, estaba tan contenta porque me consideraron para una
entrevista para un lugar tan lejano que sólo dije Sí, pero ahora me siento
traicionada. ¡Qué fácil es traicionarse! ¡Qué difícil ser congruente! Y quedará
para la posteridad mi sonrisa con luces con la mascada al cuello.
Y tú, ¿qué piensas? ¿Te ha pasado?
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