El simple hecho lo animo, como si se tratara de
reunir notas, establecer un orden y mecanografiar nuestras vidas sin considerar
la distancia que produce el mundo en movimiento. La idea de ser tocado por la
luz pública fue tan fuerte como fulminante el azar y la curiosidad, aunque en
realidad sólo escribiera un debate estéril, pixeleado y maniatado,
profundamente perturbador, proselitista, casi proxeneta de un juego de memoria
como vía de escape.
Comentarios