Moronitas


Hace días que tengo nauseas y mucha hambre, por lo vomitivo de los amores enfermizos con placebos y autoengaños, y la ansiedad de haber sido parte de. Me controlo recordando y comiendo una que otra galleta. Las fugas entre nosotros siempre fueron tan fáciles, que volver la vista y encontrarte lejos es una rutina, pero el mantener el entusiasmo: la novedad.

Me gustaba tanto tu rostro atento y saber que nos quedamos sin conversaciones reales con cara de hartos, cuando nos devorábamos con los ojos, los oídos y los labios, con un rayo de luz desde la ventana en días pegajosos: es utópico.

Este año me hiciste inmune con cada una de tus contestaciones hirientes e idiotas. Nunca me impresioné con tus aires de grandeza ni con tu plata, menos con tu "éxito social"; era un amor loco sin afán de notoriedad, agotador, curioso, exhaustivo, inestable, callejero, renuente, sinsentido pero real, muy real.

Haber sentido tanto y ahora ser sólo una que otra moronita en el suelo es tan extraño, como hacer el pensamiento claro enmedio de la oscuridad.

Comentarios

Carlos ha dicho que…
Es un gusto leerte. El texto está muy padre.